No quiero ser el roedor en la rueda que corre y corre tratando de alcanzar un pedazo de queso, no quiero ser el perro que da vueltas tratando de morder su propia cola, no quiero ser la persona que va detrás de un billete que se lo lleva el viento, pero ciertamente quiero ser una persona que va por un camino con un objetivo en mente, que ve al piso y ve un vector, que ve arriba y ve una luz que ilumina su camino y que ve al horizonte y mira un objetivo.
“Como puedo estar perdido si no se a donde voy” podríamos pasar vagando toda la vida, creyendo que vamos por buen camino hasta que nos demos cuenta que ese no era y volver a empezar. “Para el que no sabe a dónde va cualquier viento es bueno” no es necesario tener un mapa con una ruta detallada, ni un gps en el celular que te diga cuál es el camino hacia la vida que quieres tener, pero saber cómo es, te permitirá poco a poco ir haciéndote tu propio camino.
Programación hacia atrás, partes desde lo que quieres y llegas hasta donde estas, planificando lo que necesitas tener para cumplir cada etapa. Los objetivos pueden ser flexibles, pueden cambiar con el tiempo, porque a medida que uno vive puede querer cosas mejores, o simplemente dejar de querer algo, pero siempre avanzando en dirección al objetivo.
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